Hay muchos
medicamentos de venta libre que pueden servirnos para combatir
dolencias del sistema digestivo tales como los espasmos estomacales, la indigestión o las náuseas. Es el caso de los fármacos que contienen bismuto –sustancia que recubre las paredes del estómago para evitar la incomodidad que generan las ganas de vomitar- y las dosis bajas de ibuprofeno, aspirina, naproxeno o acetaminofén que, además del efecto hablado, pueden ayudar a combatir los espasmos que se producen en el área del abdomen. Existen también fármacos que nos permiten superar episodios de indigestión, aunque la mayoría suelen tener efectos secundarios bastante negativos para nuestro organismo como la diarrea o el estreñimiento, dado su objetivo primordial de bloquear la producción de ácido.
Si sufrimos
enfermedades más graves como úlceras o reflujos gastroesofágicos, será el especialista el que nos remitirá medicación más
especializada para tratar este tipo de patologías, ya que presentan una mayor complejidad. Es posible que los médicos incidan en cuestiones paralelas a la propia medicación como la dieta, el estrés y el grado de obesidad que presentemos.
También es posible recurrir a tratamientos paralelos a los propios fármacos a través de técnicas como la
fitoterapia, que requiere la utilización de una serie de plantas para disminuir el exceso de ácido en el estómago, reducir el dolor abdominal y mejorar la
digestión. Es el caso de alternativas naturales como: la regaliz, la quínoa, la manzanilla, la mejorana, el comino, las chufas, la lima, la alcaravea, la cúrcuma, la ulmaria, el anís, el hinojo, el coco, el malvavisco, la rúcula, el tomillo o el jengibre.
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