WASHINGTON. Los objetos de la actriz Marilyn Monroe, desde sus preciados vestidos hasta su humilde cámara de fotos, son buscados y comprados a precio de oro, en el mayor secreto, por ricos coleccionistas, a cinco décadas de la muerte, a los 36 años, de este ícono del cine.
El año pasado, el emblemático vestido de Monroe levantado por la brisa de la rejilla del metro en “The Seven-Year Itch” (La comezón del séptimo año, en Latinoamérica, y La tentación vive arriba, en España) se vendió en Los Ángeles por la increíble suma de 4,6 millones de dólares, más la comisión.
También en 2011, otro vestido que Monroe usó en el western “River of No Return” (Almas perdidas o Almas rebeldes, en Latinoamérica, Río sin retorno, en España), se remató por 516.000 dólares en Macao, China. Además, por 16.250 dólares se vendió un desnudo firmado de su sesión de fotos “de terciopelo rojo” con el fotógrafo Tom Kelly.
Todos los recuerdos de la estrella se cotizan hoy a precios tan altos que las instituciones públicas tienen pocas posibilidades de adquirirlos.
En Washington, el Museo de Historia Nacional Estadounidense, propiedad de la Smithsonian Institution, la mayor red mundial de museos, tiene apenas… un par de guantes de Monroe.
“Es uno de los muchos pares que tenía”, afirmó el curador Dwight Bowers, al quitarlos de la vitrina que comparten con el disfraz de Superman de Christopher Reeves y el sombrero texano que llevaba JR en “Dallas”.
“Son guantes de cabritilla blanco. Son muy pequeños y menudos. Y muestran el decoro de la década de 1950″, explicó. “Hay una mancha de tinta en el izquierdo… quizás de dar un autógrafo a alguien”.
Los guantes, testimonio de lo pequeñas que eran las manos de la estrella, fueron donados por un coleccionista privado a la institución, teóricamente depositaria de todas las cosas estadounidenses.
A 50 años de su muerte el 5 de agosto de 1962, la demanda por todo lo relacionado con la explosiva rubia de Hollywood -desde los vestidos que lució hasta las portadas de revista en las que apareció- es más fuerte que nunca. Y más global también.
“Todo lo que venga de Hollywood o sea de las celebridades es un gran negocio en el mundo de las subastas”, dijo a la AFP Bowers, en una sala del museo llena de objetos del mundo del espectáculo.
“Los coleccionistas privados son parte de nuestra competencia y tienen mucho más presupuesto que nosotros”.
Multimillonarios de Asia y del Golfo
El Museo de Hollywood en Los Ángeles logró este año que varios coleccionistas prestaran sus objetos más preciados para una exposición estival.
Allí hay de todo, desde papeles de la hipoteca de la casa de Monroe hasta fotografías nunca vistas y muchas prendas, como el vestido de crepé de seda negro que la artista llevaba en su luna de miel con la leyenda del béisbol Joe DiMaggio.
“Estuvo guardado durante 35 años”, dijo la fundadora del museo de Hollywood, Donelle Dadigan. “Cuando lo recibimos, supimos de quién era porque el perfume Chanel Nº 5 aún se percibía… Fue casi mágico”.
La mayor parte de las pertenencias personales de Monroe fueron subastadas en Christie’s en Nueva York en octubre de 1999, en una histórica venta de dos días que recaudó 13,4 millones de dólares.
“Literalmente tenían todo, desde sus ollas y sartenes hasta sus sostenes”, recordó Clark Kidder, un coleccionista de Wisconsin y autor de una guía de recuerdos de Monroe en 2001.
El artículo más caro fue un anillo de platino incrustado de diamantes, un regalo de DiMaggio, su segundo marido, que los expertos de Christie’s habían estimado en 50.000 dólares, pero se vendió en 772.000.
El piano de cola de Monroe también se remató entonces por 662.500 dólares, junto con todo lo demás, desde un par de bikinis y conjuntos de gimnasia hasta su licencia de conducir, así como los guantes que finalmente terminaron en el Smithsonian.
Los precios de esa subasta hoy serían gangas, debido en parte a la globalización del mercado y al interés de acaudalados coleccionistas de Asia y del Golfo.
“Algunos de los recuerdos de Marilyn más caros, los de siete cifras, pueden encontrarse en China, en Japón, en Medio Oriente”, dijo a la AFP Dadigan durante una entrevista telefónica.
“Muchas de estas piezas de alto perfil, cuando salen a subasta, terminan en los países asiáticos”, dijo a la AFP el coleccionista Scott Fortner, cuyos artículos integran la muestra en Los Ángeles.
“Me parece decepcionante que algunas de estos artículos literalmente desaparezcan y no tenemos idea de adónde van”, agregó Fortner, que ha catalogado en línea toda su colección, desde una boa de plumas hasta artículos de maquillaje y gotas para los ojos.
Fortner se considera más que nada un guardián de la memoria de un eterno icono del cine. Está especialmente orgulloso de una de sus posesiones: una humilde cámara instantánea Brownie de Marilyn.
“Siempre he encontrado esa pieza muy, muy interesante”, dijo, subrayando la ironía de que perteneciera a “una de las mujeres más fotografiadas del mundo”.
AFP
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