“Nuestros resultados indican que aquellos individuos que comen tarde la comida principal del mediodía –después de las 3 de la tarde– muestran una pérdida de peso significativamente menor que los que comen temprano –antes de las 3–”, explica la especialista , catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia y autora principal de este estudio.
Frank Scheer, neurocientífico la Harvard Medical School y autor senior del estudio, destaca que las futuras estrategias terapéuticas de adelgazamiento deberán tener en cuenta el momento de la comida y no sólo el consumo de calorías y de macronutrientes, como se ha venido haciendo hasta ahora. Este estudio será publicado en febrero en la revista International Journal of Obesity.
Para llevar a cabo la investigación, los investigadores siguieron a 420 individuos con sobrepeso que, durante 20 semanas, estuvieron sometidos a un tratamiento de pérdida de peso basado en la dieta mediterránea. Se les dividió en dos grupos: los que comían temprano al mediodía y los que lo hacían tarde. El resultado fue que los miembros del grupo tardío perdieron menos peso.
Factores como la ingesta y el gasto de energía, las hormonas del apetito y la duración del sueño fueron similares en ambos grupos. Los comedores tardíos, eso sí, resultaron ser más nocturnos y presentaron con más frecuencia una variante génica en el gen Clock, que codifica una proteína implicada en el reloj circadiano que marca los horarios de nuestro organismo.
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