NUEVA YORK._ La madre de Erika Hernández, quien murió en una clínica de Santiago de los Caballeros (Norte de la República Dominicana) después de haber sido sometida a una liposucción que incluyó glúteos y caderas por el cirujano Héctor Cabral Guerrero, deportado el año pasado desde Nueva York por haber mutilado a varias mujeres, reclamó justicia y acusó de "asesino" al doctor repatriado.
La señora Evelyn Ventura, acompañada por numerosos familiares y cinco de los siete hijos que su hija dejó en la orfandad, dijo entre sollozos que "ese cirujano la mató, es una asesino, porqué él sabía que mi hija apenas hacía siete meses que había dado a luz con cesárea y no podía hacer la liposucción", relató Ventura.
En el apartamento donde nació y se crió Erika, la familia ha improvisado un altar en su memoria.
"Le hicieron cuatro cirugías y ella entró a las 11:30 de la mañana y salió a las 6:30 de la tarde. Mi hijo quedó loca por esas operaciones", narró la señora Ventura, sosteniendo a uno de sus nietos en los brazos.
"Salió con un dolor en un pie que nunca se le quitó, hasta que murió", sostuvo.
Ventura explicó que las operaciones duraron siete horas, tiempo en el que se terminó el efecto de la anestesia.
"Eso fue una asesinato contra mi hija que hizo ese cirujano, porque él sabía sobre su condición", añade Ventura.
Precisó que el cirujano sabía muy bien de la gravedad que le provocó a su hija, quien murió 15 días después de ser operada.
"Si aquí, en Nueva York, la justicia lo hubiera encerrado como debía, mi hija no me hubiera dejado siete hijos huérfanos", clamó la desconsolada madre.
Erika viajó desde el Alto Manhattan a la República Dominicana para pagar $6.000 dólares que le cobró el doctor Cabral y debido a que esa suma es menos de la mitad del costo de la misma cirugía en Nueva York, unos $16.000 dólares.
La fiscalía estatal alegó que cuando se hizo evidente que el cirujano no iba a ser encarcelado, esa dependencia logró un acuerdo para asegurar la mayor cantidad posible de dinero para restituir a las víctimas, hasta donde lo permite el límite de la ley.
"Queremos que se haga justicia aquí o allá, donde quiera, pero que hagan justicia", recalcó la madre.
Un programa de noticias local que se hizo eco de la historia publicada el lunes en exclusiva por este reportero, llamó varias veces a la clínica del doctor Cabral, donde una secretaria respondió que "ahora mismo, no puede hablar, porque está en quirófano hace hora y media".
La madre aclaró que su hija nació en Nueva York, por lo que pedirá la extradición del doctor Cabral para que sea juzgado por la muerte de Erika en la corte local.
En el 2012, Cabral fue acusado por los investigadores de reclutar y examinar mujeres en salones de belleza y centro de uñas del Alto Manhattan y luego las "operaba" en un apartamento de El Bronx.
Varias de sus clientas quedaron con visibles marcas y mutilaciones en sus cuerpos.
Tras su arresto, negoció con los fiscales y se declaró culpable sólo de un cargo por ejercer la medicina sin licencia en el estado de Nueva York y al pago de $23.000 dólares para restituir lo que les cobró a las víctimas, además de otros $5.000 de multa.
Firmó su deportación y fue repatriado a la República Dominicana a comienzos del 2012, sin que tuviera que ir a la cárcel ni siquiera por un día.
Autor: Miguel Cruz Tejada
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