
Tratar las contracturas
Si quieres eliminar una contractura que ya tienes, puedes seguir algunos pasos sencillos y fáciles. Para empezar, debes beber bastante agua para prevenir la deshidratación y la pérdida de electrolitos, algo que puede empeorar la situación. El consumo de alimentos crudos y con grandes niveles de antioxidantes es indispensable para el tratamiento.
Además, podemos seguir algunos ejercicios de estiramiento de los músculos que aliviarán el dolor y nos harán sentir más flexibles. Usar una bolsa de agua caliente o una ducha caliente sobre la zona nos ayudará a relajar los músculos y por ende eliminar el dolor.
Lo ideal es que acudamos a un masajista o quiropráctico -según el tipo de contractura- tan pronto como podamos, para poder así eliminar al completo cualquier problema que tengamos. También podemos hacer algunos masajes descontracturantes, pero debemos tener especial cuidado si no somos profesionales.
Consumir o utilizar de forma tópica remedios caseros antiinflamatorios también es primordial: las contracturas muchas veces generan esa inflamación que debemos bajar para conseguir un alivio. Entre ellas encontramos la cúrcuma y el jengibre, que se pueden hacer en forma de té o de pastas que se aplican sobre la zona inflamada con un masaje.
Prevenir las contracturas
Prevenir las contracturas es más importante aún que saber tratarlas y prevenirlas. Para empezar, la postura es lo fundamental: debemos mantener las articulaciones y extremidades en la posición correcta, cambiando de posición a medida que lo necesitemos y procurando no tensionar los músculos.
La espalda debe ir recta, y en lo posible si trabajamos sentados en una silla cómoda, contra el respaldo. Los hombros deben permanecer bajos y las manos, brazos y piernas deben moverse para evitar el agarrotamiento muscular.
Los días de frío, abrigarse bien para evitar contraer los músculos y así generar una contractura. Estirar antes y después de comenzar a hacer ejercicio.
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