
Además de condimento para las comidas, debe consumirse si se necesita mejorar la circulación sanguínea y paliar males de origen circulatorio como la arteriosclerosis, hipertensión, colesterol, infarto del miocardio, angina de pecho y hasta las hemorroides.

Las úlceras también se combaten con el ajo, ya que este prodigio favorece la digestión y estimula el hígado, la vesícula y el páncreas, pero debería limitarse su empleo en casos de acidez estomacal.
Aunque tiene propiedades innegables, se recomienda consultar al médico si se precisa probar sus beneficios.
Igualmente, favorece a la conservación de la memoria, pues se ha comprobado contiene sustancias que ayudan a formar los neurotransmisores o “mensajeros” que van de una neurona a otra en el cerebro, y facilitan su trabajo.
Bactericida, inhibidor de enfermedades malignas y, en el otro extremo, el ajo muy nutritivo.
Hierva la cabeza de ajo entera con cebolla y papa, hasta que se ablanden. Saltee en aceite otra, pero desgranada y adiciónela a la preparación.
Luego, pásela por el colador, cocine a fuego lento en litro y medio de caldo de pollo y deje hervir durante cinco minutos.
Agregue hojas de perejil picadas finamente y migajas de pan tostado, sal, pimienta y solo resta servirla. Ya puede decir que inventó y degustó una excelente variante de sopa de ajo.
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